La atención puede tener algunos significados que dependerán de ciertos criterios que se utilizan. El concepto más común que se maneja, es que se considera como una capacidad que posee el ser humano para ser consciente de cualquier suceso que pueda ocurrir tanto en su interior como en el exterior. Por otro lado, en la psicología se puede decir que la atención es un sinónimo de concentración.
Ambos conceptos pueden llegar a estar ligados, ya que existen diversos tipos de atención, en donde la persona puede concentrarse en cierto estímulo e ignorar los que se encuentran en los alrededores. A esto se le conoce también como atención selectiva.
Por otro lado, también hay otros tipos de atención, en las cuales nuestro cerebro tiene la capacidad de realizar una o varias actividades al mismo tiempo. A esto último se le conoce como atención dividida.
Con estos dos tipos de atención que se mencionaron anteriormente, podemos darnos una pequeña idea de los que se encuentran en nuestro cerebro, por lo que detallaremos cada uno de ellos.
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Atención selectiva
En nuestra vida cotidiana normalmente solemos buscar ciertos objetos que se encuentran en el mismo lugar que otros. Por ejemplo, si nos dirigimos a la despensa en la búsqueda de una pasta, lo más probable es que nos topemos con otros productos alimenticios.
A través de la atención selectiva, tendremos la oportunidad de reaccionar a un solo estimulo, por lo que ignoraremos a los que se encuentran en los alrededores. Gracias a ello, obtendremos lo que hemos habíamos pensado en buscar.
Para ser más específicos, la atención selectica se define como la capacidad que tenemos de seleccionar un estímulo y apartar el resto de ellos, los cuales son conocidos normalmente como distractores.
Gracias a la atención selectiva, podemos centrar toda nuestra atención en una única tarea que estaremos llevando a cabo, por lo que el cerebro estará apartando todas aquellas que no sean indispensables.
Atención sostenida
Leer un libro o mirar una película, requieren de una gran concentración. Para realizar dichas tareas, se necesitan de unas cuantas horas en donde no podremos apartar la vista de lo que estamos haciendo, debido a que una pequeña distracción pudiera hacernos perder la concentración.
A esta capacidad para mantenernos concentrados en un solo estímulo durante largo tiempo, se le conoce como atención sostenida. Gracias ello, podemos llegar a ser mucho más eficientes en nuestro día a día, especialmente en aquellas actividades que requieren que prestemos toda la atención por largas horas.
Una de las ventajas de este tipo de atención, es que podemos desarrollar la atención sostenida gracias la práctica y entrenamiento cognitivo.
Atención dividida
Como su nombre lo dice, la atención dividida es una capacidad cognitiva que nos permite atender dos o más estímulos al mismo tiempo, lo que implica que podemos realizar varias actividades en paralelo. De esta manera, seremos más eficiente en nuestra vida cotidiana, aunque cabe destacar que existen ciertos límites.
A pesar de que podemos llevar a cabo varias tareas al mismo tiempo, cabe destacar que nuestro desempeño irá disminuyendo si vamos anexando más estímulos, por lo que puede llegar a producirse una interferencia, ya que nuestro cerebro tiene la capacidad de procesar una cantidad limitada de información.
Un claro ejemplo de la atención dividida sería un mesero, ya que este empleado necesita atender a diferentes personas para llevar a cabo sus pedidos, por lo que debe de mantener toda la información en su cerebro. Como se hizo mención anteriormente, si excede los límites puede llegar a olvidar la mayor parte de los pedidos.
Atención involuntaria
En nuestro día a día podemos toparnos con ciertos elementos que, aunque no tienen gran importancia para nosotros, logramos percibirlos de manera inconsciente, por lo que se convierte en una atención involuntaria.
Esto se debe en parte a que son estimulas que de alguna manera nos afectan, aun cuando intentemos no pensar en ello. Por ejemplo, si hemos salido en la noche y la ciudad donde vivimos tiene bajas temperaturas en las horas nocturnas, es probable que el frio logre captar nuestra atención, debido a su intensidad.
Atención voluntaria
La atención voluntaria se va desarrollando desde la temprana edad de cualquier persona. Una vez que el niño tiene la capacidad de nombrar objetos o distinguirlos, empieza a desarrollar este tipo de atención.
Esto también significa que la atención voluntaria podría darse como resultado del desarrollo de la atención involuntaria.
En muchas ocasiones la fuerza de voluntad se relaciona con la atención voluntaria. Por ejemplo, si alguien se encuentra cansado luego de pasar todo el día en la escuela, pero debe de presentar un examen final en tan solo algunos días, tendrá que utilizar toda la voluntad que tenga para mantener su atención en los estudios, por lo que tendrá que estar atento a lo que está leyendo, aun cuando existan ciertos elementos que pudieran llegar a distraerlos.