El jade es una piedra preciosa que ha sido conocida y atesorada por más de 7.000 años. En épocas prehistóricas, el jade fue utilizado en muchas partes del mundo para las armas y las herramientas debido a su dureza excepcional. Los tipos de jade en un principio se creían que era uno solo.
Incluso, por más de 2.000 años, el jade fue parte del culto religioso en China y figuras míticas y otros símbolos fueron tallados de él. En la América Central precolombina, el jade era más valorado que el oro.
En esencia, existen dos tipos de Jade: la jadeíta y la nefrita. Puede haber diferentes nombres comerciales u otros nombres para los tipos de jade, pero estos normalmente sólo se refieren al color del mismo.
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Jadeíta o Jade Duro
El jade jadeíta es el más precioso de los dos y sus finas piezas tienen su propio espacio entre las categorías de los diamantes y las perlas finas. Sus variedades más famosas son el verde imperial, lavanda y blanco; aunque también son populares en colores marrones, naranjas, amarillos pálidos y grises. El color más valioso es el intenso “Imperial Green”.
Normalmente, el color de la jadeíta varía desde el blanco y el verde manzana pálido, hasta el verde profundo, pero también puede ser azul-verdoso (como el recientemente redescubierto “Olmec Blue” jade), de color rosa, lavanda y otra multitud de colores raros.
La cloromelanita es de color verde muy oscuro. El color se ve afectado en gran medida por la presencia de oligoelementos como el cromo y el hierro. Su traslucidez varía de un ton opaco a casi claro. Las variaciones en el color y la traslucidez se encuentran a menudo incluso dentro de una sola muestra. La jadeíta suele minarse en California, los EEUU; Myanmar; Nueva Zelanda; Guatemala; Itoigawa, Japón. Otras localidades de jadeíta incluyen Kazajstán; Rusia; Columbia Británica, Canadá; Italia y Turkestán.
La Jadeíta del Valle de Motagua, Guatemala, fue utilizada por los pueblos Olmeca y Maya, así como por los pueblos indígenas de Costa Rica. Normalmente, en términos económicos, los colores más valorados de la jadeíta son las variedades translúcidas más intensamente verdes; aunque tradicionalmente el blanco ha sido considerado como el más valioso de los jades por la cultura China.
Otros colores, como el jade “azul olmeca”, anteriormente mencionado, que se caracteriza por su intenso color azul verdoso, y tonos translúcidos con manchas blancas, son cada vez más valorados por su belleza única; por el uso histórico de los olmecas de Mesoamérica y también en Costa Rica. Sin embargo, esta variedad fue recientemente redescubierta y sólo está siendo mínimamente explotada por los guatemaltecos nativos. Por lo tanto es difícil de obtener y hasta ahora demasiado rara y poco conocida para haber alcanzado gran valor como una piedra preciosa.
Al comprar jadeíta, la calidad se determina por el grado de translucidez, la limpieza del color y la pureza del color. En ocasiones, otros minerales como serpentina o cuarzo se venden como jade, pero la diferencia puede determinarse por escisión y dureza.
La jadeíta tiene una dureza de una puntuación en la escala de Mohs de 6,5 a 7. La composición de la jadeíta es silicato de sodio y aluminio. La jadeíta tiene una densidad de 3.30 a 3.38.
Nefrita
El Jade de nefrita tiende a existir en diversos tonos de marrón, así como verde y blanco. La nefrita se utiliza generalmente para la talla y la confección de floreros finos, mientras que la jadeíta se utiliza en joyería fina.
Todas las piezas de jade “antiguas” de China que datan del siglo XVIII o antes son Nefritas, puesto que China no descubrió depósitos de jadeíta hasta el siglo XIX. De modo que toda pieza que diga que posee 500 años de antigüedad en tallado chino jadeíta, se podrá saber que se trata de un fraude.
Los ejemplares de nefrita son resistentes a la fractura de tal manera, que se han utilizado para hacer picadoras y cuchillas desde tiempos neolíticos.
En marco de las observaciones anteriores, cabe destacar que la nefrita es la forma más común de jade; y se extiende en colores que van desde un tono medio a verde oscuro o verde grisáceo, pero también puede ser blanco, amarillento o rojizo.
La nefrita es ligeramente más suave que la jadeíta; manifestando una dureza de 6 a 6,5 en la escala de Mohs. La composición de la nefrita es silicato de hierro y magnesio. Los dos minerales también tienen diferentes densidades. La nefrita es menos densa que la jadeíta, con un nivel de densidad ubicado en 2.90 a 3.03.
Además del anfíbol, la nefrita puede contener pequeñas cantidades de diopsida, granate grossularítico, magnetita, cromita, grafito, apatita, rutilo, pirita, datolita, vesuvianita, prehnita, talco, polimorfos serpentinos y titanita.
Aparte de la diferencia de valor y ligeras diferencias de color, los dos tipos de jade también difieren en la apariencia superficial. El jade jadeíta tiene un brillo vidrioso, mientras que el jade nefrita tiene un aspecto ceroso.
La nefrita es también un poco más dura que la jadeíta, por lo que es menos probable que se rompa cuando se cae. Cuando se examina de cerca, verá que la nefrita tiene una apariencia interna fibrosa, mientras que la jadeíta tiene un aspecto granular.
Como dato curioso, la jadeíta más fina y abundante se encuentra en Birmania (Myanmar) y por lo tanto, a veces se puede encontrar bajo el nombre de “Jade birmano”.