La gestión requiere una comunicación constante y la interacción con su jefe. Para hacerlo de manera más eficaz, se tiene que ser consciente de los tipos de jefes y estilos de liderazgo. Es decir, la forma en que el jefe prefiere comunicarse, gestionar e interactuar con los demás.
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Tipos de jefes
Por ejemplo, algunos tipos de jefes podrían preferir estar directamente involucrados con los proyectos de sus empleados y recibir actualizaciones diarias sobre su progreso. O podría tener un estilo más directo, optando por dejar que los informes directos tomen proyectos y corran con ellos.
Del mismo modo, tal vez su jefe prefiera el correo electrónico para mantener registros electrónicos de cada conversación; o tal vez preferiría que simplemente pasara por su oficina, en lugar de enviarle un mensaje desde dos puertas por el pasillo.
Estos pueden parecer pequeños detalles, pero al interactuar con su jefe de la manera que él o ella prefiere, la comunicación y la relación en el trabajo será más productiva y eficaz. Conozca a continuación los distintos tipos de jefes que existen:
El adicto al trabajo
Este tipo de jefes tiene una personalidad difícil, con un sentido de adicción al trabajo que está muy lejos de ser envidiado. Una persona adicta al trabajo, de por sí, suelen causar incomodidades; pero estas personalidades incómodas son aún peores cuando ostentan cargos de responsabilidad sobre otros. Estos tipos de jefes no comprenden el concepto de tiempo libre ni la vida personal.
Su euforia en lo que al trabajo se refiere los hacen buscar a sus empleados incluso fuera de las horas de trabajo; por lo que la mejor estrategia para lidiar con ellos es buscar un aumento de la productividad y rendimiento dentro de la misma jornada laboral; de modo que no tenga excusa alguna para contactar a sus empleados en momentos inapropiados.
El inmovilista
Este es uno de esos tipos de jefes conservadores, cuya opinión sobre los procesos en el entorno laboral suele ser aquella que dice: “Siempre se ha hecho así, lo que funciona no debe cambiarse”. Es el tipo de persona que no le agrada el cambio, que lleva los procesos de la empresa siempre de la forma antigua, sin importarle que existan modos más avanzados, o productivos de tratar con la información o ejecutar procedimientos esenciales.
Lidiar con este tipo de jefe puede parecer muy cansado, pero podría utilizarse la astucia y perspicacia para comenzar la introducción de ciertos cambios ligeros en el modo de trabajo, y así dar a demostrar la eficiencia de tus ideas.
El ambicioso
Estos tipos de jefes, como su nombre lo dice, representan la ambición en su mayor expresión. Buscan constantemente escalar posiciones dentro de la empresa, elogios, agradecimientos y reconocimiento externo para poder sentirse a gusto y destacar entre los demás. Para tratar a este tipo de jefes, es necesario primero ajustarse a su estilo de dinámica, y no desperdiciar esa motivación y liderazgo, que resulta tan útil para ampliar nuestros horizontes.
Sin embargo, este tipo de conducta debe mantenerse con cautela, no sea que el jefe ambicioso te vea como un potencial enemigo o amenaza; o bien en un compañero de lucha incansable a la par que solo termine arrastrándote a una pelea incesante para llegar al tope de todo.
El visceral
Recordemos que el término visceral quiere decir que una persona es tiene reacciones emocionales muy intensas; que emergen desde las profundidades de una persona. Es un tipo de comportamiento que el jefe visceral prácticamente no puede evitar; debido a que estos sentimientos van encarnados dentro de sí, y escapan de la razón o la lógica.
El grado de reflexión de un jefe visceral es escaso; por lo cual, ante una situación que les ocasione nervios, se pueden poner algo tensos. Tienen poca paciencia, y carecen de empatía para con las personas que le rodean. Suelen elevar el tono de voz más de lo que deberían en sus argumentos; ante lo cual conviene dejar a un lado su actitud y tratar de comprender la idea que buscan transmitir.
El quisquilloso
Los jefes quisquillosos tienen una característica muy particular que les hace pensar que todo lo que se encuentra a su alrededor no está lo suficientemente bien hecho, y puede ser mejorado. Suelen fijarse en todo, por lo que cada detalle que no esté perfecto según su opinión, habrá necesidad de cambiarlo, según este jefe.
Se debe evitar las discusiones con estos tipos de jefes; por lo cual, se debe ahorrar la paciencia y el esfuerzo para situaciones en las cuales de verdad sea importante negociar con él.
El inexperto
Se trata de esos tipos de jefes que se han hecho del cargo de manera reciente. No están muy acostumbrados a esta posición de responsabilidad y liderazgo; por lo que les hace falta una persona de confianza que les apoye en las decisiones y asumir el reto. Esta situación puede llegar a favorecer el ambiente de trabajo para aquellos trabajadores que se pongan a disposición y asistencia de este nuevo jefe; y puede convertirse en una oportunidad a futuro.
El “Original”
Los jefes catalogados como “originales” suelen ser los más excéntricos de todos; cuyas ideas pueden terminar siendo muy poco prácticas y ocasionan cierto nivel de caos en la empresa. Provocan constantes cambios en la forma de trabajar; ocasionando malentendidos y confusiones dentro del entorno laboral y los trabajadores.
El amigo
Los tipos de jefes que se comportan como “el amigo” buscan que los trabajadores le vean como un igual; razón por la cual tratan de incrementar la confianza y la familiaridad entre los empleados. Es el típico jefe que tiene a sus trabajadores entre los contactos de las redes sociales o hasta salen de fiesta.
Resulta por lo general en un buen ambiente; sin embargo, no se debe perder la compostura ni el horizonte. Este camarada sigue siendo el jefe, por lo cual siempre se debe mostrar respeto y conducta profesional, sin abusar de la confianza.
El incompetente
Los jefes incompetentes son aquellos que nadie se explica de qué forma han llegado a la posición en la que están. Con este tipo de jefes, es imprescindible tratar de obviar su conducta de alardeo o comentarios de ineptitud; puesto que es probable que tarde o temprano, se encarguen de colocar a alguien que haga bien el trabajo.
El jefe ideal
En muy pocas organizaciones suele haber un jefe que otorgue el balance y la tranquilidad que solo podría ofrecer el jefe ideal.
No existe un jefe perfecto, pero algunos están cerca de serlo. Su competitividad, comprensión, seriedad, profesionalismo y atenciones con los empleados lo ponen al top de los jefes más deseables para una compañía.