Tipos de lunares

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Los lunares son, como dicen por ahí, pequeños crecimientos sobre la piel en distintos tonos. Los mismos aparecen cuando las células que producen el pigmento de la piel, van creciendo en distintos grupos y forman estos pequeños círculos oscuros en nuestro cuerpo. Los lunares pueden aparecer en distintas zonas de nuestra piel, sin necesidad de que exista un patrón exacto. Incluso, hay lunares que aparecen al nacer, por lo que los bebés pueden nacer con algunos de los mismos.

Por otro lado, los lunares van apareciendo a medida que vamos haciéndonos adultos, por lo que con la vejez la aparición de ellos va aumentando considerablemente. Por lo general, comienzan siendo manchas sobre nuestra piel completamente lisas y chatas, de color marrón, que no suelen sentirse con el tacto, pero con el tiempo pueden ir creciendo tanto en tamaño como en elevación, por lo que pueden acabar siendo una especie de bulto con uno que otro vello, lo cual no es generalmente bueno.

Así como existen los lunares chatos y los lunares elevados, existen también otros tipos de lunares en donde cada uno de ellos presenta características distintas, tanto malignas como benignas.

Los tipos de lunares que existen hoy en día, son los siguientes:

Lunares comunes adquiridos

Estos son los lunares más comunes de todos, y son aquellos que aparecen en nuestra piel por la exposición al sol. Por otro lado, también suelen ser hereditarios y los mismos pueden aparecer en bebés de seis a doce meses de edad, y en los adolescentes también. Por lo general, no suelen ser malignos pero todas las personas están propensas a que uno de sus lunares congénitos se vuelva cancerígeno, por lo que se debe de estar pendiente de que ningún lunar cambie de color o de forma. Si esto ocurre, es recomendable que consultes con un médico, específicamente con un dermatólogo.

Lunares congénitos

Este tipo de lunar es aquel que suele aparecer en los bebés, incluso después de nacer. Por lo general, pueden llegar a desaparecer, o bien, pueden ir creciendo. Los mismos no son iguales y su color puede ir variando, al igual que su forma, que puede ser redonda u ovalada. Por otro lado, existen dos tipos de lunares congénitos, los pequeños y los grandes. Los lunares pequeños no deben superar los 2 centímetros, mientras que los lunares grandes pueden llegar a medir unos 20 centímetros. Se dice que pueden ser peligrosos si los mismos crecen, o bien, si aparecen en zonas como el cuello, la cabeza y la columna. En estos casos es recomendable visitar un médico y, de ser requerido, realizar una biopsia. Por otro lado, en algunas ocasiones pueden ser extraídos sin problemas.

Lunares displásicos

Estos lunares llaman la atención debido a que los mismos, usualmente, pueden ser peligrosos. Su tamaño casi siempre es de un centímetro, pero el mismo puede variar un poco, jamás pasando de 1,5 centímetros. Son comunes en el proceso de la pubertad y suelen aparecen en las nalgas, los pechos y la espalda. Su color puede variar entre el beige y el marrón y suelen aparecer en grupos.

Sin embargo, sea como sea, solos o en grupos, más grandes o más pequeños, estos lunares son atípicos y deben ser chequeados con el médico cada cierto tiempo. Incluso, si los mismos no son cancerígenos, deben estar bajo constante chequeo médico ya que pueden convertirse en lunares malignos. Por otra parte, estos lunares pueden ser hereditarios, por lo que es necesario que tanto quien lo sufre, como su familia, se realicen chequeos.

Lunares con aureola

Por otro lado, tenemos los lunares con aureola, los cuales así como su nombre nos lo indica, cuentan con una aureola que no posee color y que por lo general aparece en adolescentes tras una lesión común. Su tamaño puede variar y, por lo general, desaparece con el tiempo. La causa exacta aún nos resulta desconocida y al ser un lunar inofensivo, no suele presentar un problema para la salud de nadie. Sin embargo, pueden ser eliminados si causa preocupación o si molesta en la piel, así que por causas estéticas puede ser eliminado.

Lunares de spitz

Y por último, tenemos los lunares de spitz. Estos lunares también suelen ser inofensivos y por lo general no se recomienda eliminarlos ya que su riesgo de convertirse o generar problemas, es mínimo. Suelen ser muy pequeños (6-8 milímetros) y aparecen comúnmente en niños y adolescentes entrando en la etapa de la pubertad. Aparecen en el rostro de forma curiosa y en la cabeza también. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aún así cabe la posibilidad de que cambien de color o de forma, y se debe visitar un médico en estos casos.

Todos los tipos de lunares, si bien suelen ser similares, son distintos, y es necesario que se tenga en cuenta el hecho de que con el tiempo, cualquiera de estos lunares, sin importar su tamaño o forma, puede volverse maligno, por lo que hay que tener presente que cualquier cambio, por más pequeño que creas que sea, puede ser peligroso. Visitar un dermatólogo nunca está de más, tenlo siempre presente.

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